La corona de la vanidad

 

No importa la apariencia y el esplendor, la sencillez y la humildad brillan con luz propia cuando son auténticas.


- Los hombres valiosos llegan a la fama por sus obras. Los necios se hacen famosos por la propaganda.

- Nuestra sociedad de consumo también "fabrica" ídolos famosos, porque necesita venderlos.

- Si el sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!

- El que se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para conseguirlos.

- El árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por falta de raíces.

- El hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.

- La propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote el leño seco.

- Si eres sensato valoras más el juicio de los pocos que te conocen de verdad, que las alabanzas o los juicios negativos de los que te desconocen.

- El necio se irrita con la corrección del amigo y se hincha con la alabanza del adulador.

- El orgullo hincha la pobreza del necio y la humildad agranda la riqueza del sabio.

- El orgullo es la fachada de la estupidez y la humildad es el cimiento de la sabiduría.



René Trossero, del libro "Pensar y vivir en libertad"

 

índice reflexiones