Cuando Dios creó al burro le dijo:
Serás burro, trabajarás de sol a sol, cargarás sobre tu lomo lo que te pongan y vivirás 40 años.
El burro le contestó:
Seré lo que me pidas, señor, pero 40 años son muchos, ¿por qué no mejor 20 años?
Y Dios creó el burro.
Después Dios creo al perro y le dijo:
Serás perro. La casa de los hombres cuidaras, comerás lo que te den y vivirás 30 años.
El perro le contesto:
Señor seré lo que me pidas, pero 30 años son muchos, ¿por qué no 15 años?
Y Dios creó al perro.
Posteriormente Dios creó al mono y le dijo:
Serás mono, saltarás de árbol en árbol, harás payasadas para divertir a los demás y vivirás 10 años.
El mono le contestó:
Señor, seré lo que me pidas, pero 10 años son muchos, ¿por qué no mejor 5 años?
Y Dios creó al mono.
Finalmente Dios creó al hombre y le dijo:
Serás hombre, el ser más inteligente de la tierra y vivirás 30 años.
Entonces el hombre le contestó:
Señor, seré lo que me pidas, pero 30 años son muy pocos, ¿por qué no me das los 20 que no quiso el burro, los 15 que rechazó el perro, y los 5 que no aceptó el mono?
Y Dios creó al hombre.
Así que, el hombre vive 30 maños como hombre, luego se casa y vive 20 años como un burro, trabajando de sol a sol y cargando sobre sus espaldas el peso de la familia.
Luego se jubila y vive 15 años como el perro, cuidando de la casa y comiendo lo que le dan, y finalmente acaba viviendo 5 años como el mono, de casa en casa de los hijos y haciendo payasadas para divertir a los nietos.