Cuento sufí
Dos monjes que andaban de viaje llegaron hasta un río, a cuya orilla hallaron a una bella joven.
Temerosa de la corriente, ella les pidió si podían cargarla y cruzarla.
Uno de los monjes dudó, pero el otro rápidamente la levantó y, cargándola sobre sus hombros, la transportó hasta la otra orilla.
La joven le agradeció profusamente y partió.
Los monjes continuaron su camino, pero el primer monje se veía preocupado e inquieto.
Finalmente, incapaz de mantener el silencio, increpó al otro:
"Hermano, nuestro aprendizaje espiritual nos alienta a evitar cualquier contacto con mujeres, ¡y no obstante tú la levantaste y la cargaste!"
"Hermano", replicó dulcemente el segundo monje, "yo la dejé en la otra orilla del río, y tú todavía la estás cargando".