Las Huellas en la playa

 

Una tarde caminaba a lo largo de la playa, y envuelta en mis pensamientos observé una cosa interesante al reparar en las huellas en la arena que iba dejando en mi paseo.

Cuando en determinados momentos de mi vida caminaba por la playa, siempre había dos pares de huellas en la arena, según fuera acompañada por el Señor Éxito, por el Señor Riqueza o por el Señor Amor.

Pero en otros momentos, cuando volvía mi mirada hacia atrás, me di cuenta de que muchas veces en el camino de mi vida sólo había una serie de huellas en la arena, las mías.

Cuando recordé estos momentos, observé que eran momentos imborrables, y comprobé que esto ocurría durante los momentos más duros de mi vida, cuando he sufrido angustias, cuando he tenido penas o fracasos.
Me di cuenta de una cosa, que aquel solitario par de huellas, se advertía mayormente en mis noches sin estrellas, en los días de mi vida llenos de angustia y tristeza, es decir, en los momentos cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza que nunca. Y esto me inquietó.

¿Por qué ni el Señor Éxito, ni el Señor Riqueza, ni el Señor Amor, me acompañaban nunca en aquel tipo de paseos?
¿Por qué en esos momentos siempre  había un solitario par de huellas en la arena?

Y así se lo pregunté con tristeza a los tres.
¿Vosotros no me habíais prometido que en mis horas de aflicción siempre estarías conmigo?  Me prometisteis que siempre estarías conmigo para mostrarme vuestro amor, vuestra compañía.
Pero noto con tristeza que en medio de mis lágrimas, cuando más siento el dolor,  solo veo un par de huellas en la arena.
¿Dónde están las otras huellas que indican que paseáis a mi lado, cuando la tormenta azota sin piedad mi vida?

El único que respondió fue el Señor Amor; Los otros dos parecieron no entender nada de lo que les decía.
Comprendo tu confusión; dijo.
"..... Cuando te dije que siempre te acompañaría, que te amé y te quería, y que en tus horas de aflicción siempre a tu lado estaría. Decía la verdad.
Mas si ves solo dos huellas y no ves las otras dos, es que en tus momentos de aflicción, cuando flaquean tus pisadas, en tus momentos de prueba y sufrimiento, cuando tú sólo veías un par de huellas en la arena, mi querida amiga, era entonces que yo te cargaba en mis brazos con cariño, y por eso solo veías dos huellas en la arena, las mías... "

 

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