Hoy 7 de agosto, mi madre habría cumplido 68 años. Y en el fondo de mi alma, algo me susurraba que hoy me llegaría un regalo.
Un regalo que tal vez no debería juzgar, porque las apariencias engañan. Y así ha sido.
La vida me ha regalado un punto final. Un punto que barre de un plumazo, y sin dudas ni miramientos, a cualquier punto y coma, o punto y seguido, o puntos suspensivos…..
Los punto y coma, los punto y seguidos, etc., no son más que parones en aspectos de tu vida que necesitan un respiro, o un recolocarse.
El punto y final es simple, llano y clarito. No hay más.
Cuando el punto y final llega de forma inesperada por la forma, pero esperada por “esa parte de ti que sabe y que te empeñas en acallar” no suele ser recibido de buen agrado. Puede doler.
Pero no me engaño más. Ya no quiero ni puedo perder tiempo preguntándome por qué?, porqué?, porqué? Como si ya no supiera que todo es por algo. Todo cobra sentido. No quería una respuesta? Ya la tengo. No quería la verdad? Ya me la han mostrado.
Punto final a las dudas, al quizá, al quien sabe…
Y esto es una liberación. Punto y final.
Una oportunidad que me regala la vida para empezar de nuevo.
¡GRACIAS!¡GRACIAS!¡GRACIAS!
Todos mis puntos son perlas |