Creo que todos aspiramos a lo máximo (de nosotros). Y nos quejamos cuando las cosas no son como queremos. Queremos la hostia de dicha pero a precio de saldo, y la felicidad plena, la auténtica, esa que te da paz y serenidad independientemente de que alrededor tuyo todo se esté derrumbando, esa dicha, solo está reservada a quienes se la curran y merecen. Es como querer tener las mejores vistas del barrio y comprarse un sótano, teniendo pasta para tener el mejor ático de la zona. Es como querer disfrutar de la vistas del Gorbea y quedarte en sus faldas porque no tienes fuelle o ganas para subir a la cumbre.
Contar con esa fortaleza, no te priva de los altibajos que te depara la vida, pero desde luego te ayuda considerablemente a recomponerte con más rapidez.
Yo no puedo pretender estar en mi máximo y ser feliz cuando tengo miedo, por ejemplo, a estar sola. Si tengo miedo a la soledad pero mientras estoy acompañada todo va bien, eso es “pan pa´hoy hambre pa´mañana”.
Ese esfuerzo que hago para mantenerme “acompañada por otros” para evitarme enfrentarme a la soledad me resta, me agota los recursos que tengo para ser valiente y enfrentarme a ella. (Y no nos auto- engañemos, aunque no lo percibamos, es un esfuerzo del alma)
Lo que no veo es la evidencia de que no tengo que enfrentarme a la soledad, sino acogerla y disfrutarla. Acaso no es en la soledad donde acabamos encontrándonos con nosotros mismos? Porqué la tememos, si es el paso indispensable, para conocer realmente a la persona con la que tenemos que convivir desde que nacemos hasta que partimos? Además, porque eludirla si es imprescindible conocerse así mismo, y como dijo Fray Luis de León “Estar en paz contigo mismo, es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás”
Yo creo que detrás del miedo a la soledad está, el no saber quién eres, y si no sabes quién eres, a qué te aferras? Ya no está mamá o papá para consolarte, tienes que enfrentarte tu sola a la vida y eso puede ser complicado cuando asumes que la responsabilidad de tu vida es de los que te han traído a este mundo y no te han dado un libro de instrucciones…
Cuando tienes la convicción de que hay un orden perfecto en todo aunque en apariencia todo sea un caos descomunal, siempre cuentas con un recurso inagotable para sobrellevar cualquier incidencia en el camino con más o menos acierto, con más o menos éxito, eso no importa…
A veces, afortunadamente muy pocas veces, me ha pasado por el pensamiento el razonar sobre este tipo de convicciones...
…todo esto es una invención de mi cerebro porque en el fondo soy muy sensible y necesito protegerme?
…pensar así, y encima apoyándome en lo que han dicho a lo largo de los siglos grandes maestros, eruditos, pensadores, filósofos etc., es para no ver mejor mi realidad más inmediata porque es deprimente?
Qué carajo! Si no lo pienso... Lo siento! Es verdad!, para mí lo es…o es que a fuerza de querer creerlo me lo he creído?, entonces al menos es cierto que eres lo que crees, que si tienes fe y crees al final se hará realidad, bla, bla, bla…
Y a estas alturas lo que acabo de exponer no es nada ilustre, ni nuevo, porque esta “ideología” se ha dispersado por todo el planeta y hay millones de personas que piensan igual… (y eso también me lo creo) |