Una pregunta interesante

Voz: Teruca Barzelatto

 

El otro día una persona joven me preguntó que se sentía al ser vieja, me sorprendió mucho, ya que no me considero vieja.
Cuando vio mi reacción inmediatamente se apenó, pero le expliqué que era una pregunta interesante, y que la pensaría y le dejaría saber.
Hacerse viejo, he decidido es un regalo.

Yo soy ahora, probablemente por primera vez en mi vida la persona que siempre quise ser.
Algunas veces me desespero de mi cuerpo... las arrugas, los ojos con ojeras, y la celulitis. Y a menudo me sorprendo de la persona vieja que vive en mi espejo, pero no agonizo sobre estas cosas por mucho tiempo.
No cambiaría mis sorprendentes amigos, mi maravillosa vida y mi amada familia por menos cabellos canosos y un estómago plano.

Al envejecer, me he vuelto más amable conmigo, y menos crítica de mí.
Me he convertido en mi amiga.
No me regaño por comer esa galleta extra, o por no hacer mi cama o por no comprar ese juego de jardín que no necesitaba,
Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante y oler las flores.

He visto a muchos queridos amigos irse de este mundo muy pronto, antes de que ellos hubiesen entendido la libertad que viene con hacerse viejo.
A quién le interesa si escojo leer o jugar en el ordenador  hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe que hora?
Bailaré conmigo a esos maravillosos acordes de los 50´s y 60´s y si deseo en ese momento llorar por algún amor perdido...Lo haré!

Caminaré por la playa con un traje de baño el cual se estira sobre un cuerpo bultoso y haré un clavado en las olas dejándome ir, si así lo deseo, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini.
Ellas también se harán viejas. (Si tienen suerte).

Sé que algunas veces soy olvidadiza. Pero, algo de la vida también se olvida, y eventualmente me acuerdo de las cosas importantes. Claro, a través de los años mi corazón se ha roto. Como no puede romperse el corazón cuando pierdes a alguien querido, o cuando sufre un niño o cuando muere tu mascota?
Pero los corazones rotos son los que nos dan la fuerza, el entendimiento y la compasión.
Un corazón que nunca se ha roto está prístino y estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto.

 

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