La piedra, la arena y el viento

 

Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. Pasadas varias jornadas de camino mantuvieron una fuerte discusión y en el transcurso de la riña uno de ellos ofendió seriamente al otro.

El ofendido, sin decir nada, se agachó y escribió en la arena:
“Hoy, mi mejor amigo me ha dado una cruel bofetada en el rostro”
Prosiguieron el camino sin hablar porque cada uno iba sumido en sus propios pensamientos.

Al día siguiente, llegaron a un oasis. Allí había abundante vegetación y frutas frescas, además de una fuente y un lago. Entonces, para descansar de las duras jornadas de calor que habían sufrido en el viaje, decidieron bañarse.
Mientras estaban nadando, el amigo ofendido se enganchó con unas ramas y se quedó atrapado en el fondo sin poder salir ni respirar. Con mucho esfuerzo, su compañero logró sacarle del agua antes de que se ahogara.

Una vez recuperado y ya tranquilo cogió sus herramientas más punzantes y esculpió en una piedra  con letras profundas:
“Hoy, mi mejor amigo, me ha salvado la vida.”
¿Por qué escribiste ayer en la arena y hoy esculpes en una piedra? Le preguntó su amigo muy intrigado.
El otro contestó:
“Si nos ofenden y nos hacen mucho daño, hay que escribirlo en la arena para que el viento del perdón y del olvido acaben borrando y difuminando su recuerdo. Pero si nos sucede algo muy hermoso, hay que esculpirla en la piedra de la memoria y del corazón para que ningún viento pueda borrarlo jamás.”

 

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